Hernia discal

La hernia discal se produce por la salida hacia el exterior de parte del contenido del disco intervertebral, pudiendo presionar sobre la médula espinal o sobre la raíz nerviosa. Las zonas más frecuentes de hernia son en la columna cervical (raíz C7) y sobre todo a nivel lumbar (raíz L5, S1). Cuando la compresión es de la raíz L4, L5 o S1 afectará al nervio ciático. 

No están claros los mecanismos que provocan este proceso degenerativo, pero sí que conocemos algunos factores de riesgo que lo facilitan: el estrés al alterar la percepción del dolor y el tono muscular; movimientos repetitivos de la espalda como las torsiones o rotaciones; esfuerzos en posturas inadecuadas, posturas mantenidas durante muchas horas, y alteraciones de la postura relacionadas con el desequilibrio de las cadenas musculares.

Síntomas

Los síntomas pueden ser muy variados dependiendo de la zona afectada. Una hernia discal lumbar no tiene por qué manifestar dolor en esa zona, en ocasiones el paciente siente más dolor por irradiación en el glúteo, detrás de la pierna, en gemelo o pie. Este dolor puede ser constante y difuso, o en fase aguda ser un dolor lacerante como una “corriente eléctrica” que recorre toda la extremidad. Según la raíz nerviosa lesionada, la localización de los síntomas varía, pero en general la sensación de hormigueo, la pérdida de fuerza, la dificultad de moverse con soltura, suelen ser síntomas muy comunes. Es frecuente que la persona adopte posturas antiálgicas, de este modo el cuerpo cambia su posición para sentir menos dolor. Si estas posturas se mantienen en el tiempo es probable que queden fijadas y provoquen dolor en otras zonas del cuerpo.

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Diagnóstico

Con la historia clínica y una exploración precisa se puede llegar a tener una sospecha bastante fiable de una hernia discal pero sólo se puede confirmar mediante un TAC o con una resonancia magnética.

El fisioterapeuta además de conocer el diagnóstico médico exacto, debe realizar una exploración clínica con palpación de la columna, músculos y ligamentos; exploración de la movilidad, y del sistema nervioso. El análisis global permitirá conocer las alteraciones posturales y el estado de las cadenas musculares, que puedan relacionarse con las causas de fondo del desequilibrio biomecánico.

Tratamiento

La reeducación postural Mézières trata eficazmente la mayoría de hernias discales. El enfoque deberá ser global si queremos mantener los resultados a largo plazo. Buscaremos los factores de riesgo que presenta cada persona, con el objetivo de minimizar sus efectos negativos.

El 80% de los pacientes con dolor por hernia discal responden bien al tratamiento médico analgésico y antinflamatorio, unido al tratamiento de fisioterapia especializado, que debe incluir siempre la reeducación de la postura y el movimiento. La cirugía, excepto en casos de hernias muy grandes, dolor insoportable continuado o riesgo de lesión nerviosa, debe ser considerado como último recurso.

Hernia discal

Causas

La hernia discal se produce por la salida hacia el exterior de parte del contenido del disco intervertebral, pudiendo presionar sobre la médula espinal o sobre la raíz nerviosa. Las zonas más frecuentes de hernia son en la columna cervical (raíz C7) y sobre todo a nivel lumbar (raíz L5, S1). Cuando la compresión es de la raíz L4, L5 o S1 afectará al nervio ciático. 

No están claros los mecanismos que provocan este proceso degenerativo, pero sí que conocemos algunos factores de riesgo que lo facilitan: el estrés al alterar la percepción del dolor y el tono muscular; movimientos repetitivos de la espalda como las torsiones o rotaciones; esfuerzos en posturas inadecuadas, posturas mantenidas durante muchas horas, y alteraciones de la postura relacionadas con el desequilibrio de las cadenas musculares.

Síntomas

Los síntomas pueden ser muy variados dependiendo de la zona afectada. Una hernia discal lumbar no tiene por qué manifestar dolor en esa zona, en ocasiones el paciente siente más dolor por irradiación en el glúteo, detrás de la pierna, en gemelo o pie. Este dolor puede ser constante y difuso, o en fase aguda ser un dolor lacerante como una “corriente eléctrica” que recorre toda la extremidad. Según la raíz nerviosa lesionada, la localización de los síntomas varía, pero en general la sensación de hormigueo, la pérdida de fuerza, la dificultad de moverse con soltura, suelen ser síntomas muy comunes. Es frecuente que la persona adopte posturas antiálgicas, de este modo el cuerpo cambia su posición para sentir menos dolor. Si estas posturas se mantienen en el tiempo es probable que queden fijadas y provoquen dolor en otras zonas del cuerpo.

Diagnóstico

Con la historia clínica y una exploración precisa se puede llegar a tener una sospecha bastante fiable de una hernia discal pero sólo se puede confirmar mediante un TAC o con una resonancia magnética.

El fisioterapeuta además de conocer el diagnóstico médico exacto, debe realizar una exploración clínica con palpación de la columna, músculos y ligamentos; exploración de la movilidad, y del sistema nervioso. El análisis global permitirá conocer las alteraciones posturales y el estado de las cadenas musculares, que puedan relacionarse con las causas de fondo del desequilibrio biomecánico.

Tratamiento

La reeducación postural Mézières trata eficazmente la mayoría de hernias discales. El enfoque deberá ser global si queremos mantener los resultados a largo plazo. Buscaremos los factores de riesgo que presenta cada persona, con el objetivo de minimizar sus efectos negativos.

El 80% de los pacientes con dolor por hernia discal responden bien al tratamiento médico analgésico y antinflamatorio, unido al tratamiento de fisioterapia especializado, que debe incluir siempre la reeducación de la postura y el movimiento. La cirugía, excepto en casos de hernias muy grandes, dolor insoportable continuado o riesgo de lesión nerviosa, debe ser considerado como último recurso.

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